Si nos arriesgamos en una calle helada o en los negocios, estamos frente a las trincheras

Subí por el camino y miré con atención a ambos lados.

No había moros en la costa.

Las carreteras heladas son una opción hoy en día.

Mientras avanzaba lentamente hacia nuestra calle nevada, tuve cuidado de mantener la misma distancia entre la zanja ancha pero profunda a mi derecha y la zanja estrecha pero profunda a mi izquierda. Ambos parecían traidores.

Sin nadie más en la carretera, mi estrategia era simple: conducir despacio, permanecer en el medio y evitar las zanjas a toda costa.

Conduje por nuestra calle montañosa y noté que varios de los autos de mis vecinos ya estaban atascados. A mi izquierda había dos, que parecían deslizarse suavemente fuera del camino hacia el abismo abierto. Y uno estaba en una zanja estrecha pero profunda a mi derecha que parecía tener bastante daño.